Aunque habían hablado durante horas, sólo se habían visto en dos ocasiones y en las dos, el había permanecido escondido tras sus gafas de sol como el tímido niño que se esconde tras la falda de su madre.
Un 25 de septiembre sus ojos se encontraron y por primera vez en su vida ella supo en ese momento lo que era realmente algo imposible.
Si le preguntas a ella te dirá que no sabe como pasó todo.
Ella hacia poco más de tres meses que había vuelto a la vida tras 19 años en los que había permanecido aislada, en un coma inducido y no estaba preparada para nada más que no fuera recuperar una vida que sentía que había pasado sin vivir.
No esperaba encontrar lo que encontró. No esperaba sentir lo que sintió pero supo en el mismo instante en que lo vio frente a ella que él lo tenía todo.
E intentó no pensar, no sentir, no desear y sobre todo vivir.
Desde que "despertó" sólo había intentado vivir sin pensar en un pasado que no podía cambiar ni en un futuro que sabía por experiencia que quizás no existía.
Sólo quería vivir el presente. Sólo le importaba hoy. Sólo quería ser feliz.
Pero como si tuviera que seguir un guión escrito no pudo evitar enamorarse. Como si no fuera dueña de su vida sintió lo que nunca había sentido. Simplemente creyó que había encontrado al hombre de su vida y se enamoró.
Y ese fue su gran error.
Pasar de la amistad al amor sabiendo que todo estaba en su contra. Que él era una utopía para ella. Que ella sólo podía ofrecerle su amor y que llegado el momento él preferiría todo lo que tenía al amor que ella podía ofrecerle a cambio.
Pasaron los días, las semanas, los meses...no podía vivir sin él. Su mundo era él.
Y creyó que la amistad que les unía se convirtió en amor. Y pensó que aunque los deseos parezcan imposibles, si los deseas mucho se convierten en realidad.
Y creyó en él, en sus palabras, en sus sentimientos y creyó en una posibilidad de futuro juntos. Y creyó en el mundo que habían construido juntos. Su mundo...
Creyó que él algún día estaría junto a ella y junto a sus hijos.
Y que conseguirían formar una familia y un hogar y que todo, absolutamente todo es posible porque nada puede tanto como el amor...y si algo tenían era amor.
Y amó y se sintió amada. Y dio sin esperar y recibió sin pedir.
Y lo habría dejado a cambio de amor. Amor auténtico. Amor que fluía por cada poro de su piel.
Pero no. De golpe su vida, sus esperanzas, sus sueños quedaron rotos tras una llamada.
Y entonces...entonces se dio cuenta de que hay sueños que siempre serán sueños, que hay muchos de ellos que no se cumplen, que por mucho que desees algo no tiene porque pasar, que las palabras se olvidan y que nunca en toda su vida se había sentido tan sola, tan vacía y tan herida como después de colgar el teléfono.
Dos días antes habían hablado. Habían compartido ilusiones. Habían hecho planes. Sabían que juntos todo lo podían conseguir. Sólo necesitaban seguir juntos. Más unidos que nunca.
Y quizás todo fue un sueño, quizás todo fue una ilusión por parte de ella, que quizás él sólo existió en su imaginación.
Que simplemente, quizás, él nunca existió.
Ella, que varios meses después de esa llamada, aún llora al pensar en él y sigue pensando en él a diario, sigue echando de menos su voz, sus llamadas diarias, sus sms, sus e.mails, sigue intentando saber qué fue mentira y qué fue verdad, sigue intentando comprender porqué le hizo tanto daño y sobre todo intenta comprenderlo y sigue buscando una explicación que sabe que nunca le llegará.
Y todo sería un sueño y todo sería una ilusión y todo sería fruto de su imaginación si no fuera porque dentro de ella hay un trozo de el que sigue latiendo.
Ese latido es el que hoy por hoy y por el resto de su vida, lo mantiene y lo mantendrá vivo en su memoria y en su recuerdo.
Y hoy, un año después de que sus miradas se cruzaran, ella ha decidido que es hora de cerrar capítulo y comenzar un nuevo libro.
POR SIEMPRE...JAMAS. NUNCA
kHA MAY MAY OO NYE.
